LA INMERSION
Y
LA IMPOSICION DE LAS MANOS
_
“Cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Yahweh y el nombre de Yahushua, se inmersaban hombres y mujeres” (Hechos 8:12).
Amados, después del arrepentimiento, el siguiente paso es la inmersión en agua, uno de los principios fundamentales de la doctrina de Yahushua Ja Mashiaj (Hebreos 6:1-2). Quienes desean recorrer el camino hacia la vida eterna deben comprender y tomar parte en dos ceremonias básicas: la inmersión en agua y la imposición de manos.
Ambas son necesarias para recibir el Espíritu Santo o Ruaj Ja Kodesh.
Las palabras bautizar y bautismo se derivan del verbo griego baptizo, que significa “hundir” o “sumergir;” y el claro significado de sumergir es “meter debajo del agua.” Esto nos indica, sin lugar a dudas, mis amigos y amigas, que la inmersión es el método "bíblico" para "bautizar." El bautismo por inmersión simboliza nuestra muerte y sepultura, y la salida de las aguas bautismales simboliza la resurrección a una nueva vida en Mashiaj (Romanos 6:3-5).
Notemos cómo Felipe bautizó al eunuco etíope, queridos míos. Los dos se detuvieron junto a un río, “y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó;” luego, “subieron del agua” (Hechos 8:38-39).
¿Por qué se metieron ambos al agua?
Para que Felipe pudiera bautizar al eunuco sumergiéndolo completamente. Después, al salir del agua, queridos míos, el eunuco podría comenzar una nueva vida en Yahushua Ja Mashiaj.
Yahushua les dijo a sus seguidores: “Id, y haced discípulos a todas las naciones, inmersándolos en el nombre del Padre y del Hijo, y del Ruaj Ja Kodesh” (Mateo 28:19). La palabra griega traducida como “en” también puede traducirse como “dentro.”
Cuando un siervo de Yahweh sumerge a un nuevo converso en el agua, sepultando simbólicamente al “viejo hombre,” realiza el acto en el nombre o por la autoridad de Yahushua Ja Mashiaj (Hechos 2:38); y como resultado, la persona entra en una nueva relación con Yahweh, habiendo pactado con El dejar atrás la antigua actitud pecaminosa, y emprender una nueva vida en santidad/kadushá.
La inmersión simboliza nuestra unión con Mashiaj en su muerte. Representa
tanto la muerte de Yahushua Ja Mashiaj como nuestra propia muerte y sepultura:
“¿O no sabéis que todos los que hemos sido inmersos en Yahushua Ja Mashiaj, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por la inmersión . . .” (Romanos 6:3-4).
A los ojos de Yahweh, “fuimos plantados juntamente con El en la semejanza
de su muerte . . . sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con El, para que el cuerpo del pecado sea destruído, a fin de que no sirvamos más al pecado” (vers. 5-6).
Amados, antes del milagro del arrepentimiento, somos desdichados esclavos del pecado. El apóstol Pablo les explicó a los creyentes en Roma que una vez que hemos sido inmeros en Yahushua, ya no somos esclavos del pecado (Romanos 6:3-4).
“Nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto [mediante la muerte simbólica de la inmersión], ha sido justificado del pecado” (vers. 6-7).
Pero somos rescatados —comprados, redimidos— de la esclavitud
del pecado mediante el sacrificio de Yahushua Ja Mashiaj (1 Pedro 1:18-19; Apocalipsis 5:9). Al ser comprados por Yahweh, amigos y amigas, ahora le pertenecemos a El:
“Habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Yahweh en vuestro
cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Yahweh” (1 Corintios 6:20).
Al ser convertidos de esclavos del pecado en siervos de la rectitud, ya no servimos al pecado mas (Romanos 6:17-18). Nuestra nueva forma de pensar produce los evidentes frutos del arrepentimiento y de la rectitud (Gálatas 5:22-23), y como dice en los vers 24-25:
“Los que son de Mashiaj han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu”.
Queridos míos, la inmersión no sólo representa nuestra muerte al pecado, sino también nuestra resurrección a una vida completamente nueva en Mashiaj:
“Somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a
fin de que como Mashiaj resucitó de los muertos por la gloria del Padre,
así también nosotros andemos en vida nueva” (Romanos 6:4).
Amados míos y del Cordero, después del bautismo por inmersión y de la imposición de manos, Yahweh nos da su Espíritu Kodesh como las “arras” de nuestra futura transformación en espíritu y la recepción de la vida eterna (2 Corintios 1:22). La inmersión, pues, es la sepultura simbólica de nuestro antiguo ser y el comienzo de una nueva vida como siervos obedientes de Yahweh.
El apóstol Pablo compara esta vida nueva con un cambio de vestimenta:
“Todos los que habéis sido inmersos en Mashiaj, de Mashiaj estáis revestidos” (Gálatas 3:27). Nos revestimos del Mashiaj Yahushua al reemplazar las actitudes, acciones y hábitos malos con aquellos que son buenos y que
agradan a Yahweh. Queridos míos, en Colosenses 3:12 leemos: “Vestíos, pues, como escogidos de Yahweh, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia”.
Nuestra nueva vida en Yahushua nos pone en el camino que finalmente nos llevará a la vida eterna y, por consiguiente, a nuestro ingreso en el Reino eterno
de Yahweh; y esto sucederá en el momento de la resurrección, cuando Yahushua Ja Mashiaj regrese a la tierra. “Si fuimos plantados juntamente con él en la
semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección”
(Romanos 6:5).
Amados míos, noten que la resurrección ocurrirá en el futuro, cuando seamos
transformados en espíritu s incorruptibles (1 Corintios 15:51-52). Aunque quizá no
comprendamos todo lo que significa ser transformados en espíritu, podemos
confiar en las palabras del apóstol Juan, quien escribió: “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Yahweh. . . Amados, ahora somos hijos de Yahweh, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando El se manifieste, seremos semejantes a El, porque le veremos tal como él es” (1 Juan 3:1-2).
Hablemos un poco mas acerca de la imposición de manos, queridos amigos y amigas, porque he notado que muchos "llamados" conocen casi nada de esto.
Como dijimos al principio, el siguiente paso en el camino hacia la vida eterna es recibir el Espíritu de Yahweh mediante la “imposición de manos,” como se menciona en Hebreos 6:2. Vemos en las Escrituras que a la inmersión en agua le sigue la ceremonia de imposición de manos, que es cuando recibimos el Ruaj Ja Kodesh: “Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo . . .” (Hechos 19:6).
En Hechos 8:12 se nos dice que “hombres y mujeres” en Samaria entendieron el mensaje que predicó Felipe, se arrepintieron y fueron inmersos; sin embargo, no recibieron el Espíritu Kodesh de Yahweh hasta que Pedro y Juan oraron y les impusieron las manos. En los versículos 15-17 leemos: “Los cuales [Pedro y Juan], habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Ruaj Ja Kodesh; porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Yahushua. Entonces les imponían las manos, y recibían el Ruaj Ja Kodesh.”
Ahí lo vemos claramente, queridos míos y de Mi Padre Yahweh, que después del bautismo por inmersión recibimos el Espíritu Kodesh del Padre mediante la oración y la imposición de manos de parte de los ministros de Yahweh, quienes son sus representantes.
¿Por qué necesitamos el Espíritu Santo o Ruaj Ja Kodesh?
¿Qué papel desempeña el Espíritu de Yahweh en nuestra vida?
Podemos luchar solos, esforzarnos y hasta rogar sinceramente para obtener
la victoria sobre algún pecado, pero aun así no lo logramos. Después del bautismo por inmersión y de la imposición de manos, el Espíritu que nos guió al arrepentimiento y a la obediencia inicial desde nuestro exterior, ahora sigue obrando internamente en nosotros con más poder aún, para ayudarnos
a ver y vencer nuestros pecados y defectos.
Debido a que es imposible guardar por nosotros mismos la ley de Yahweh en su completo sentido espiritual, y así vencer el pecado, Yahushua dijo que enviaría el Espíritu Kodesh para guiarnos y ayudarnos (Juan 14:16-18). Cuando hacemos todo lo que es humanamente posible por obedecer a Yahweh, El nos da, mediante Su Kodesh Espíritu, la ayuda adicional que necesitamos para obedecer Su Verdad y tener una mente sana en la que obre Su amor (Hechos 5:32; Juan 16:13; 2 Timoteo 1:7).
Mediante su Espíritu, Yahweh nos ayuda a vencer nuestras debilidades y deseos egoístas (Romanos 7:13-20), y esto nos permite adorarlo a El "en espíritu y en verdad" (Juan 4:23-24). Su Santo Ruaj nos consuela durante las pruebas y hace posible que la mente de Mashiaj obre en nosotros (Filipenses 2:5).
Por medio de su Santo Espíritu, Yahweh nos inspira, nos guía y nos convierte en
sus propios hijos (Romanos 8:13-14; 1 Corintios 2:10-11). Sin embargo, es menester entender que no vencemos nuestros pecados habituales y naturaleza egoísta instantáneamente, sino que ello es un proceso que dura toda la vida y a veces nos exige un gran esfuerzo.
Algunas personas y falsos maestros exigen conversiones y perfecciones automáticas en sus seguidores, y cuando no las consiguen, entonces proceden a despedazar a esas pobres ovejas, y a maldecirlas y hacerles creer que no tienen la bendición o el Ruaj Ja Kodesh de Yahweh. Deberían saber que quien edifica cada uno de nuestros templos es Yahweh, y no ellos per-se. No dejan que Yahushua haga Su trabajo, ni que "termine la obra que El ha comenzado" en cada oveja que El llama. Nosotros los denunciamos públicamente cada vez que nos enteramos de estos atropellos.
Parece que desconocen que tan tarde como unos 20 años después de su milagrosa conversión, el apóstol Pablo describió su lucha continua por vencer los deseos perversos que le asediaban. Esos impulsos egoístas eran tan fuertes que los llamó otra “ley” dentro de él:
“Yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago . . .
"Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Yahweh; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros” (Romanos 7:18-23).
Pero Pablo también notó que con la ayuda del Espíritu de Yahweh, aquella naturaleza humana podía ser dominada: “Porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis” (Romanos 8:13).
Amados míos, algunos "llamados" se equivocan al creer que una vez que reciban la inmersión y el Ruaj Ja Kodesh, Yahweh se encarga de todo sin que cada uno de nosotros tenga que hacer absolutamente NADA. Se trata de un concepto erróneo y peligroso. Yahweh espera que resistamos el pecado y que nos esforcemos para que su Santo Espíritu desempeñe un papel activo en nuestra vida diaria.
En 2 Timoteo 1:6, Pablo exhortó a Timoteo para que avivara “el fuego del
don de Yahweh [el Espíritu Santo] que está en ti por la imposición de mis
manos,” demostrando así que tenemos una responsabilidad personal en nuestra salvación. Amados míos, Timoteo tenía que avivar el Espíritu de Yahweh que había sido depositado en él, y no simplemente quedarse quieto y dejar que Yahweh lo hiciera todo por él. En Filipenses 2:12 Pablo dijo de nuevo que debemos ocuparnos en nuestra salvación con temor y temblor.
El Espíritu Kodesh de Yahweh obra en nosotros y nos ayuda a cambiar y a empezar a producir el buen fruto en nuestras vidas. En Gálatas 5:22-23 se
enumeran varias cualidades que el Espíritu de Yahweh produce en la vida de los verdaderos creyentes --amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza— las cuales se hacen cada vez más notorias a medida que crecemos espiritualmente, queridos míos.
El fruto de la rectitud es muy importante, mis queridos amigos y amigas; también es importante entender que el mérito por la presencia de este fruto es de Yahweh. El apóstol Pablo expresó a los filipenses su deseo de ser aceptable a Yahweh, “no teniendo [su] propia justicia/rectitud, que es por la ley, sino la que es por la fe de Mashiaj, la justicia/rectitud que es de Yahweh por la fe” (Filipenses 3:9). Notemos que Shaul/Pablo confiaba en que Yahweh produciría la rectitud en él, sabiendo que “Yahweh es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2:13).
Preciosos míos y del Cordero, cuando Yahweh nos llama para ser sus hijos, empieza a alejarnos de la vanidad, el egoísmo y la desobediencia que han caracterizado nuestra vida. Nos transforma mediante la renovación de nuestra mente. Shaul o Pablo exhortó a los romanos: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento,
para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Yahweh, agradable
y perfecta” (Romanos 12:2).
El explicó que esta transformación no es instantánea, sino que requiere de cambios constantes en nuestro modo de pensar y en nuestra perspectiva; estos cambios deben afectar permanentemente la forma como vivimos. Por consiguiente, nos convertimos en un “sacrificio vivo, santo, agradable a Yahweh, que es [nuestro] culto racional” (v. 1). Pablo además advirtió: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Yahushua Ja Mashiaj” (Filipenses 2:5). Él describió la actitud y el comportamiento que se hacen evidentes en la mente convertida:
“Completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor,
unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por
vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás
como superiores a sí mismos; no mirando cada uno por lo suyo propio,
sino cada cual también por lo de los otros” (v. 2-4). Hay que velar por lo de los demás también, queridos míos. El tener la mente de Nuestro Amo y Esposo Yahushua es lo que hace posible esta maravillosa transformación.
El significado simbólico de la inmersión y del nacer de nuevo es muy profundo. Representa tanto el perdón de los pecados como una vida nueva en Mashiaj. Debe cambiar nuestras vidas para siempre. Estas grandes bendiciones han sido adquiridas a un alto precio: Yahushua Ja Mashiaj sacrificó su propia vida para que todos nosotros pudiésemos tener acceso a la vida eterna mediante el perdón de
nuestros pecados. Bendito sea por los siglos de los siglos!
Con todo amor fraternal en Yahushua Ja Mashiaj,
se despide de Ustedes por ahora,
Rafael
“Cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Yahweh y el nombre de Yahushua, se inmersaban hombres y mujeres” (Hechos 8:12).
Amados, después del arrepentimiento, el siguiente paso es la inmersión en agua, uno de los principios fundamentales de la doctrina de Yahushua Ja Mashiaj (Hebreos 6:1-2). Quienes desean recorrer el camino hacia la vida eterna deben comprender y tomar parte en dos ceremonias básicas: la inmersión en agua y la imposición de manos.
Ambas son necesarias para recibir el Espíritu Santo o Ruaj Ja Kodesh.
Las palabras bautizar y bautismo se derivan del verbo griego baptizo, que significa “hundir” o “sumergir;” y el claro significado de sumergir es “meter debajo del agua.” Esto nos indica, sin lugar a dudas, mis amigos y amigas, que la inmersión es el método "bíblico" para "bautizar." El bautismo por inmersión simboliza nuestra muerte y sepultura, y la salida de las aguas bautismales simboliza la resurrección a una nueva vida en Mashiaj (Romanos 6:3-5).
Notemos cómo Felipe bautizó al eunuco etíope, queridos míos. Los dos se detuvieron junto a un río, “y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó;” luego, “subieron del agua” (Hechos 8:38-39).
¿Por qué se metieron ambos al agua?
Para que Felipe pudiera bautizar al eunuco sumergiéndolo completamente. Después, al salir del agua, queridos míos, el eunuco podría comenzar una nueva vida en Yahushua Ja Mashiaj.
Yahushua les dijo a sus seguidores: “Id, y haced discípulos a todas las naciones, inmersándolos en el nombre del Padre y del Hijo, y del Ruaj Ja Kodesh” (Mateo 28:19). La palabra griega traducida como “en” también puede traducirse como “dentro.”
Cuando un siervo de Yahweh sumerge a un nuevo converso en el agua, sepultando simbólicamente al “viejo hombre,” realiza el acto en el nombre o por la autoridad de Yahushua Ja Mashiaj (Hechos 2:38); y como resultado, la persona entra en una nueva relación con Yahweh, habiendo pactado con El dejar atrás la antigua actitud pecaminosa, y emprender una nueva vida en santidad/kadushá.
La inmersión simboliza nuestra unión con Mashiaj en su muerte. Representa
tanto la muerte de Yahushua Ja Mashiaj como nuestra propia muerte y sepultura:
“¿O no sabéis que todos los que hemos sido inmersos en Yahushua Ja Mashiaj, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por la inmersión . . .” (Romanos 6:3-4).
A los ojos de Yahweh, “fuimos plantados juntamente con El en la semejanza
de su muerte . . . sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con El, para que el cuerpo del pecado sea destruído, a fin de que no sirvamos más al pecado” (vers. 5-6).
Amados, antes del milagro del arrepentimiento, somos desdichados esclavos del pecado. El apóstol Pablo les explicó a los creyentes en Roma que una vez que hemos sido inmeros en Yahushua, ya no somos esclavos del pecado (Romanos 6:3-4).
“Nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto [mediante la muerte simbólica de la inmersión], ha sido justificado del pecado” (vers. 6-7).
Pero somos rescatados —comprados, redimidos— de la esclavitud
del pecado mediante el sacrificio de Yahushua Ja Mashiaj (1 Pedro 1:18-19; Apocalipsis 5:9). Al ser comprados por Yahweh, amigos y amigas, ahora le pertenecemos a El:
“Habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Yahweh en vuestro
cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Yahweh” (1 Corintios 6:20).
Al ser convertidos de esclavos del pecado en siervos de la rectitud, ya no servimos al pecado mas (Romanos 6:17-18). Nuestra nueva forma de pensar produce los evidentes frutos del arrepentimiento y de la rectitud (Gálatas 5:22-23), y como dice en los vers 24-25:
“Los que son de Mashiaj han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu”.
Queridos míos, la inmersión no sólo representa nuestra muerte al pecado, sino también nuestra resurrección a una vida completamente nueva en Mashiaj:
“Somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a
fin de que como Mashiaj resucitó de los muertos por la gloria del Padre,
así también nosotros andemos en vida nueva” (Romanos 6:4).
Amados míos y del Cordero, después del bautismo por inmersión y de la imposición de manos, Yahweh nos da su Espíritu Kodesh como las “arras” de nuestra futura transformación en espíritu y la recepción de la vida eterna (2 Corintios 1:22). La inmersión, pues, es la sepultura simbólica de nuestro antiguo ser y el comienzo de una nueva vida como siervos obedientes de Yahweh.
El apóstol Pablo compara esta vida nueva con un cambio de vestimenta:
“Todos los que habéis sido inmersos en Mashiaj, de Mashiaj estáis revestidos” (Gálatas 3:27). Nos revestimos del Mashiaj Yahushua al reemplazar las actitudes, acciones y hábitos malos con aquellos que son buenos y que
agradan a Yahweh. Queridos míos, en Colosenses 3:12 leemos: “Vestíos, pues, como escogidos de Yahweh, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia”.
Nuestra nueva vida en Yahushua nos pone en el camino que finalmente nos llevará a la vida eterna y, por consiguiente, a nuestro ingreso en el Reino eterno
de Yahweh; y esto sucederá en el momento de la resurrección, cuando Yahushua Ja Mashiaj regrese a la tierra. “Si fuimos plantados juntamente con él en la
semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección”
(Romanos 6:5).
Amados míos, noten que la resurrección ocurrirá en el futuro, cuando seamos
transformados en espíritu s incorruptibles (1 Corintios 15:51-52). Aunque quizá no
comprendamos todo lo que significa ser transformados en espíritu, podemos
confiar en las palabras del apóstol Juan, quien escribió: “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Yahweh. . . Amados, ahora somos hijos de Yahweh, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando El se manifieste, seremos semejantes a El, porque le veremos tal como él es” (1 Juan 3:1-2).
Hablemos un poco mas acerca de la imposición de manos, queridos amigos y amigas, porque he notado que muchos "llamados" conocen casi nada de esto.
Como dijimos al principio, el siguiente paso en el camino hacia la vida eterna es recibir el Espíritu de Yahweh mediante la “imposición de manos,” como se menciona en Hebreos 6:2. Vemos en las Escrituras que a la inmersión en agua le sigue la ceremonia de imposición de manos, que es cuando recibimos el Ruaj Ja Kodesh: “Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo . . .” (Hechos 19:6).
En Hechos 8:12 se nos dice que “hombres y mujeres” en Samaria entendieron el mensaje que predicó Felipe, se arrepintieron y fueron inmersos; sin embargo, no recibieron el Espíritu Kodesh de Yahweh hasta que Pedro y Juan oraron y les impusieron las manos. En los versículos 15-17 leemos: “Los cuales [Pedro y Juan], habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Ruaj Ja Kodesh; porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Yahushua. Entonces les imponían las manos, y recibían el Ruaj Ja Kodesh.”
Ahí lo vemos claramente, queridos míos y de Mi Padre Yahweh, que después del bautismo por inmersión recibimos el Espíritu Kodesh del Padre mediante la oración y la imposición de manos de parte de los ministros de Yahweh, quienes son sus representantes.
¿Por qué necesitamos el Espíritu Santo o Ruaj Ja Kodesh?
¿Qué papel desempeña el Espíritu de Yahweh en nuestra vida?
Podemos luchar solos, esforzarnos y hasta rogar sinceramente para obtener
la victoria sobre algún pecado, pero aun así no lo logramos. Después del bautismo por inmersión y de la imposición de manos, el Espíritu que nos guió al arrepentimiento y a la obediencia inicial desde nuestro exterior, ahora sigue obrando internamente en nosotros con más poder aún, para ayudarnos
a ver y vencer nuestros pecados y defectos.
Debido a que es imposible guardar por nosotros mismos la ley de Yahweh en su completo sentido espiritual, y así vencer el pecado, Yahushua dijo que enviaría el Espíritu Kodesh para guiarnos y ayudarnos (Juan 14:16-18). Cuando hacemos todo lo que es humanamente posible por obedecer a Yahweh, El nos da, mediante Su Kodesh Espíritu, la ayuda adicional que necesitamos para obedecer Su Verdad y tener una mente sana en la que obre Su amor (Hechos 5:32; Juan 16:13; 2 Timoteo 1:7).
Mediante su Espíritu, Yahweh nos ayuda a vencer nuestras debilidades y deseos egoístas (Romanos 7:13-20), y esto nos permite adorarlo a El "en espíritu y en verdad" (Juan 4:23-24). Su Santo Ruaj nos consuela durante las pruebas y hace posible que la mente de Mashiaj obre en nosotros (Filipenses 2:5).
Por medio de su Santo Espíritu, Yahweh nos inspira, nos guía y nos convierte en
sus propios hijos (Romanos 8:13-14; 1 Corintios 2:10-11). Sin embargo, es menester entender que no vencemos nuestros pecados habituales y naturaleza egoísta instantáneamente, sino que ello es un proceso que dura toda la vida y a veces nos exige un gran esfuerzo.
Algunas personas y falsos maestros exigen conversiones y perfecciones automáticas en sus seguidores, y cuando no las consiguen, entonces proceden a despedazar a esas pobres ovejas, y a maldecirlas y hacerles creer que no tienen la bendición o el Ruaj Ja Kodesh de Yahweh. Deberían saber que quien edifica cada uno de nuestros templos es Yahweh, y no ellos per-se. No dejan que Yahushua haga Su trabajo, ni que "termine la obra que El ha comenzado" en cada oveja que El llama. Nosotros los denunciamos públicamente cada vez que nos enteramos de estos atropellos.
Parece que desconocen que tan tarde como unos 20 años después de su milagrosa conversión, el apóstol Pablo describió su lucha continua por vencer los deseos perversos que le asediaban. Esos impulsos egoístas eran tan fuertes que los llamó otra “ley” dentro de él:
“Yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago . . .
"Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Yahweh; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros” (Romanos 7:18-23).
Pero Pablo también notó que con la ayuda del Espíritu de Yahweh, aquella naturaleza humana podía ser dominada: “Porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis” (Romanos 8:13).
Amados míos, algunos "llamados" se equivocan al creer que una vez que reciban la inmersión y el Ruaj Ja Kodesh, Yahweh se encarga de todo sin que cada uno de nosotros tenga que hacer absolutamente NADA. Se trata de un concepto erróneo y peligroso. Yahweh espera que resistamos el pecado y que nos esforcemos para que su Santo Espíritu desempeñe un papel activo en nuestra vida diaria.
En 2 Timoteo 1:6, Pablo exhortó a Timoteo para que avivara “el fuego del
don de Yahweh [el Espíritu Santo] que está en ti por la imposición de mis
manos,” demostrando así que tenemos una responsabilidad personal en nuestra salvación. Amados míos, Timoteo tenía que avivar el Espíritu de Yahweh que había sido depositado en él, y no simplemente quedarse quieto y dejar que Yahweh lo hiciera todo por él. En Filipenses 2:12 Pablo dijo de nuevo que debemos ocuparnos en nuestra salvación con temor y temblor.
El Espíritu Kodesh de Yahweh obra en nosotros y nos ayuda a cambiar y a empezar a producir el buen fruto en nuestras vidas. En Gálatas 5:22-23 se
enumeran varias cualidades que el Espíritu de Yahweh produce en la vida de los verdaderos creyentes --amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza— las cuales se hacen cada vez más notorias a medida que crecemos espiritualmente, queridos míos.
El fruto de la rectitud es muy importante, mis queridos amigos y amigas; también es importante entender que el mérito por la presencia de este fruto es de Yahweh. El apóstol Pablo expresó a los filipenses su deseo de ser aceptable a Yahweh, “no teniendo [su] propia justicia/rectitud, que es por la ley, sino la que es por la fe de Mashiaj, la justicia/rectitud que es de Yahweh por la fe” (Filipenses 3:9). Notemos que Shaul/Pablo confiaba en que Yahweh produciría la rectitud en él, sabiendo que “Yahweh es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2:13).
Preciosos míos y del Cordero, cuando Yahweh nos llama para ser sus hijos, empieza a alejarnos de la vanidad, el egoísmo y la desobediencia que han caracterizado nuestra vida. Nos transforma mediante la renovación de nuestra mente. Shaul o Pablo exhortó a los romanos: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento,
para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Yahweh, agradable
y perfecta” (Romanos 12:2).
El explicó que esta transformación no es instantánea, sino que requiere de cambios constantes en nuestro modo de pensar y en nuestra perspectiva; estos cambios deben afectar permanentemente la forma como vivimos. Por consiguiente, nos convertimos en un “sacrificio vivo, santo, agradable a Yahweh, que es [nuestro] culto racional” (v. 1). Pablo además advirtió: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Yahushua Ja Mashiaj” (Filipenses 2:5). Él describió la actitud y el comportamiento que se hacen evidentes en la mente convertida:
“Completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor,
unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por
vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás
como superiores a sí mismos; no mirando cada uno por lo suyo propio,
sino cada cual también por lo de los otros” (v. 2-4). Hay que velar por lo de los demás también, queridos míos. El tener la mente de Nuestro Amo y Esposo Yahushua es lo que hace posible esta maravillosa transformación.
El significado simbólico de la inmersión y del nacer de nuevo es muy profundo. Representa tanto el perdón de los pecados como una vida nueva en Mashiaj. Debe cambiar nuestras vidas para siempre. Estas grandes bendiciones han sido adquiridas a un alto precio: Yahushua Ja Mashiaj sacrificó su propia vida para que todos nosotros pudiésemos tener acceso a la vida eterna mediante el perdón de
nuestros pecados. Bendito sea por los siglos de los siglos!
Con todo amor fraternal en Yahushua Ja Mashiaj,
se despide de Ustedes por ahora,
Rafael