¿QUE ES EL PERDON DE PECADOS?
¿Hasta donde somos perdonados?
Por ahí andan personas enseñando herejías a los preciosos
¨llamados de Yahweh,¨ asegurandoles que tienen su destrucción en el lago de fuego y azufre garantizada, con tan sólo haber cometido UN PECADO tras haber recibido el Ruaj Ja Kodesh.
Para apoyarse citan del Libro de Bereshit, que Adám fue expulsado del paraíso por haber cometido ¨tan solo una transgresión.¨
¿Que tan certera es esa doctrina?
¿Aplica esto a los ¨llamados del Israel de Yahweh¨ hoy, queridos míos?
¿O acaso se tratará de otro caso mas de alguien haber hecho doctrina con tan sólo un versículo de la Torah?
¨llamados de Yahweh,¨ asegurandoles que tienen su destrucción en el lago de fuego y azufre garantizada, con tan sólo haber cometido UN PECADO tras haber recibido el Ruaj Ja Kodesh.
Para apoyarse citan del Libro de Bereshit, que Adám fue expulsado del paraíso por haber cometido ¨tan solo una transgresión.¨
¿Que tan certera es esa doctrina?
¿Aplica esto a los ¨llamados del Israel de Yahweh¨ hoy, queridos míos?
¿O acaso se tratará de otro caso mas de alguien haber hecho doctrina con tan sólo un versículo de la Torah?
_Shalom, preciosos míos y de Yahweh, ¡y benditos sean todos Ustedes en el poderoso nombre de Yahushua Ja Mashiaj!
“Pedro les dijo: Arrepentíos, y sumérjanse cada uno de
vosotros en el nombre de Yahushua Ja Mashiaj para perdón de los
pecados . . .” (Hechos 2:38).
Amados míos, ¿cómo podemos ser perdonados, y qué relación tienen Yahushua Ja Mashiaj y el bautismo por inmersión con este tema?
La Escritura dice que Yahweh perdona nuestros pecados (transgresiones o errores). Nuestros pecados y sentimientos de culpa desaparecen completamente mediante la fe en el sacrificio de Yahushua El Cordero. Entonces quedamos completamente limpios delante de Yahweh (Hechos 22:16). Cabe añadir, que aunque no lo estemos delante de los hombres.
Yahweh es perfecto y puede borrar perfectamente todos nuestros pecados. Y es consolador saber que no sólo nos perdona nuestros pecados, sino que los olvida totalmente:
“Seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades” (Hebreos 8:12).
¿Acaso con esto que hemos leído hasta ahora se refiere Yahweh a perdonar y olvidar nuestros pecados anteriores solamente, insinuando que no perdonará nuestros pecados cometidos posteriormente? Esto es justamente lo que alegan algunos maestros confundidos, o quienes parecen haber caído víctimas de un grave problema de auto-rectitud e inmisericordia.
Estas personas afirman que los "llamados" que pequen tan sólo una vez tras haber recibido el Ruaj Ja Kodesh, no tienen derecho alguno al arrepentimiento ni al perdón, sino que tienen su destrucción en el lago de fuego y azufre garantizada automáticamente. Para apoyarse en su postura citan del Libro de Bereshit, donde se nos habla que Adám fue expulsado del paraíso por haber cometido ¨tan solo una transgresión.¨
¿Que tan certera es esa extraña doctrina? ¿Aplica lo sucedido a Adám, al resto de los ¨llamados del Israel de Yahweh¨ hoy, queridos míos? ¿Será Verdad que "el alma que peque morirá" sin antes haber tenido derecho al arrepentimiento?
¿O acaso todo esto se tratará de otro notorio y vergonzoso caso mas de alguien haber "hecho doctrina" con tan sólo un versículo de la Torah? De una cosa si podemos estar seguros, y es que la sana doctrina generalmente no se desprende de un sólo versículo, pasaje o libro, a exclusión de otros lugares en la Escrituras. La Verdad nos es dada, "un poquito aquí, otro poquito allá."
Entonces, amados míos, tengamos cuidado de lo que creemos y escuchamos por ahí de boca de cualquiera...recordando que todos los humanos estamos propensos a equivocarnos alguna vez. Ja Satán ciertamente "anda como león rugiente buscando a quien devorar," pero generalmente ataca preferentemente a los líderes y maestros para arrastrar con ellos a los rebaños completos de las ovejas de Yahushua.
El error de estas personas es evidente, queridos míos, aunque jamás estén dispuestos a admitirlo. Las personas que citan el ejemplo del pecado de Adám no están tomando en cuenta el resto de la Escritura revelada. Este es el primer paso para cometer el pecado de hacer doctrina con un sólo versículo, ¡sacándolo del contexto histórico o cronológico de la Escritura! Para ellos, Yahweh no tiene "un Plan Maestro" para revelarnos, sino "un Versículo Aislado."
Amados míos, antes de proseguir con el ejemplo del Rey David, quien sabemos con toda certeza que pecó, violando los diez mandamientos tras haber sido UNGUIDO por un profeta de Yahweh, derrumbemos de inmediato la anterior falsa doctrina con tan sólo mencionar que para cuando Adám pecó en el jardín del Edén y fue condenado por su pecado, ¡Yahushua Ja Mashiaj aún no había sido ofrecido como sacrificio perpetuo por los pecados de la humanidad que el propio Adám había causado!
En otras palabras, queridos míos, cuando ocurrió el evento de la caída del hombre descrita en Bereshit, Adám ni ningún otro ser humano estaba cubierto por la preciosa sangre del Mashiaj Yahushua, ¡tal y como lo estamos nosotros desde que El vino y murió por nosotros! Si Adám ya lo huniera estado, ¡entonces por demás vino Yahushua a redimirnos mas tarde!
A los que hayan sido afectados por esa falsa doctrina, apártense inmediatamente de esas personas que les están sirviendo de tropiezo, y que están actuando como agentes ingenuos del maligno Ja Satán, y oremos por ellos para que Yahweh les conceda el arrepentimiento que parecen desconocer. Su pecado ciertamente tiene perdón, ¡pero tal vez lo que todavía no consiguen comprender es que se tienen que arrepentir!
El siervo Dawid se admiraba de la magnitud de la misericordia y el perdón de Yahweh. Él escribió: “Como la altura de los cielos sobre la tierra, engrandeció Su misericordia sobre los que le temen. Cuan lejos está el oriente del occidente, así hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones." (Salmos 103:11-12).
¿De que "rebeliones" estaba hablando Dawid aquí, amados míos? ¿Se trata de rebeliones a nivel personal, o colectivo?
El Reino de Israel todavía no había caído en idolatría nacional, y mucho menos la Casa de Judah, que tampoco había pecado a nivel colectivo. Nada de eso había sucedido todavía, de manera que Dawid tendría que estar refiriéndose a rebeliones personales.
De manera que el pecado, tanto a nivel personal como colectivo, tiene perdón----si a los efectos nos ARREPENTIMOS. ¡Esta es la "SANA DOCTRINA" dada en la Palabra de Yahweh cuando sabiamente la consideramos en toda su totalidad!
Por medio del profeta Isaías, Yahweh nos habla del perdón que recibimos después de que nos arrepentimos y nos volvemos nuevamente hacia El: “Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien . . . si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos” (Isaías 1:16-18).
El apóstol Pablo dijo claramente que los injustos (in-rectos) no heredarán el Reino de Yahweh (1 Corintios 6:9). Después explicó cómo somos lavados y justificados: “Esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Amo Yahushua, y por el Espíritu de nuestro Elojim” (v. 11). Yahushua Ja Mashiaj santifica la Kejilah, “habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra” (Efesios 5:26).
Este lavamiento de la suciedad acumulada de nuestros pecados es simbolizado por el bautismo mediante inmersión completa. Antes de que Pablo fuera inmerso, Ananías le dijo: “Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y sumérjete, y lava tus pecados, invocando Su nombre” (Hechos 22:16). Al sumergir nuestro cuerpo completamente debajo del agua, simbolizamos nuestro lavamiento total.
Desde luego, el agua es sólo un símbolo. En realidad, el lavamiento y la reconciliación con Yahweh se logran mediante la sangre de Yahushua Ja Mashiaj, nuestro Salvador (Romanos 5:8-10; Hechos 20:28). Sin su sacrificio, nuestros pecados no pueden ser lavados.
Así la culpabilidad queda atrás. Misericordiosamente, Nuestro Padre Yahweh no tiene un expediente donde anote las buenas obras en una lista y las malas en otra, de donde nunca son borradas. Todos nuestros pecados son borrados si los confesamos, nos arrepentimos de ellos y pedimos perdón a Yahweh: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).
Jamás podremos recompensar suficiente a Yahweh por el precioso e inmerecido don del perdón de nuestros pecados y por el lavamiento de nuestra culpabilidad, ni con todas las buenas obras del mundo, ni mediante ningún esfuerzo humano de nuestra parte. Somos definitivamente llamados a buenas obras, mas no para ofrecerlas como paga por Su Favor. Andemos en buenas obras, estando plenamente concientes de que ¡nada que hagamos puede pagar el inmenso sacrificio de Yahushua!
Es normal que nos sintamos culpables cuando pecamos, y con frecuencia el dolor producido por las consecuencias de nuestros errores permanece. Pero la culpabilidad no debe permanecer como una carga abrumadora que nos deprima y nos debilite. Yahweh no quiere eso.
Queridos míos, la culpabilidad que no conduce al genuino arrepentimiento, ni a creer en la obtención del perdón, puede dar lugar a sentimientos inútiles, y de inferioridad y de amargura. Tengan por seguro que esa es una actitud satánica que los sheydim o demonios quieren infiltrar en nuestras mentes debilitadas por el pecado. Recordemos que son ellos y no nosotros, los que no pueden jamás arrepentirse ni ser perdonados, y por ende cargan con su culpa eternamente.
Amados, no nos dejemos influír de ellos nunca. Todos esos sentimientos de culpa que evidentemente rehúsan lidiar con el perdón al que tenemos derecho absoluto bajo la cobertura de la preciosa sangre del Mashiaj, son sentimientos ilegítimos e impostores producidos por la amargura, los celos, la envidia, y el odio de los demonios hacia nosotros. Después de arrepentirnos, Yahweh promete perdonar nuestros pecados totalmente, y no hay razón genuina alguna para seguir sintiéndonos culpables en lo posterior, a no ser que volvamos a pecar.
Y aun así, debemos arrepentirnos inmediatamente otra vez, pedirle perdón a Yahweh, y dejar atrás el sentimiento de culpabilidad. En su infinita misericordia, Yahweh nos aplica el sacrificio de Su Hijo Yahushua para cubrir nuestro pecado y quitar nuestra culpabilidad (1 Juan 1:9).
Debemos de creer eso, porque esa es parte de la fe que Yahushua nos vino a enseñar. Esta es la sana doctrina, queridos míos, y no la que Ja Satán y sus demonios a veces nos quieren hacer creer. Confiando en el perdón de Yahweh, “acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura” (Hebreos 10:22). Tras arrepentirnos, conviene darnos un buen baño con agua limpia, para sentirnos nuevamente puros. Recordemos que las cosas físicas suelen ayudarnos a entender las espirituales. La conciencia limpia es uno de los dones más maravillosos que Yahweh les puede dar a sus hijos.
El rey David era un hombre "conforme al corazón de Yahweh" (Hechos 13:22); no era perfecto, pero sí se esforzaba por evitar que el pecado lo separara de Yahweh. En Salmos 139:23-24 David oró: “Examíname, oh Elojim, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno.”
También oró de esta manera: “Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis maldades. Crea en mí, oh Yahweh, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí” (Salmos 51:9-10).
¿Cómo se perdona el pecado, queridos míos?
El pecado es la transgresión de la sagrada y kodesh ley de Yahweh (1 Juan 3:4), y la pena que todos merecemos por haber pecado es la muerte (Romanos 6:23). Esta relación de causa y efecto es segura y funciona automáticamente. La pena de muerte tiene que ser pagada. O sea, uno no puede lanzarse de un edificio de 10 pisos y desafiar o burlar la
ley de la gravedad; tendrá que pagar forzosamente el precio de su acción.
Asimismo, cuando quebrantamos la ley espiritual de Yahweh, alguien tiene que pagar la pena de muerte. El perdón no significa que se elimina la pena por nuestros pecados, sino que ésta es transferida a alguien capaz de aceptarla y de pagarla en nuestro lugar. La pregunta es: ¿Quién paga la pena?
Puesto que todos hemos pecado y estamos bajo la pena de muerte, Yahweh sabía que se iba a necesitar un Salvador que muriera por los pecados del mundo. Notemos las palabras del apóstol Pedro: “Sabiendo que fuisteis rescatados . . . no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Mashiaj, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros” (1 Pedro 1:18-20).
El apóstol Juan habló del gran amor que Yahweh tiene por nosotros y del sacrificio de Yahushua Ja Mashiaj que paga la pena por nuestros pecados, haciendo posible el perdón: “Él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo” (1 Juan 2:2), y: “En esto se mostró el amor de Yahweh para con nosotros, en que Yahweh envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por El. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Yahweh, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados” (1 Juan 4:9-10).
Yahushua Ja Mashiaj se convirtió en el sacrificio perfecto para los pecados de la humanidad, pues nos dejó un ejemplo perfecto, y como el Hijo mismo de Yahweh, vivió en la carne sin cometer pecado alguno (Hebreos 4:15).
Yahushua Ja Mashiaj ejemplifica el inmenso amor y el sacrificio perfectos de parte de Yahweh hacia nosotros. La asombrosa verdad es que “de tal manera amó Yahweh al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en El cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
Más increíble aún es el hecho de que Yahweh nos amó siendo todavía pecadores. Como ya vimos antes: “Yahweh muestra Su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Yahushua el Mashiaj murió por nosotros” (Romanos 5:8). Amados, Yahweh ofreció a Su Hijo por nuestros pecados sin antes requerirnos nuestro arrepentimiento. El no tenía por que hacer eso. Pero El desea que todos veamos su inmenso amor hacia nosotros, y podamos ser salvos procediendo entonces al arrepentimiento.
Yahushua Ja Mashiaj tiene un profundo y ardiente deseo de ayudar a la humanidad para ésta que pueda compartir con El toda la eternidad en el futuro Reino de Yahweh (Mateo 23:37). El apóstol Pablo dijo que nosotros debemos de tener “puestos los ojos en Yahushua, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Yahweh” (Hebreos 12:2).
No fue nada gozoso para El sufrir de azotes y la crucifixión, una forma de ejecución horriblemente brutal y cruel. En Isaías 52:14 se profetizó que el parecer de Yahushua sería “desfigurado de los hombres . . . y su hermosura más que la de los hijos de los hombres.” En Salmos 22:1-20 se describen algunos de los pensamientos y sentimientos de angustia y dolor que Yahushua tuvo durante su traición y muerte. Pero tuvo la capacidad espiritual para mirar más allá de su propio sufrimiento hacia el gozo de vivir eternamente con otros que seguirían por aquel angosto camino.
Él aceptó voluntariamente la maldición —la pena de muerte— que por pecadores nos
correspondía a nosotros, “hecho por nosotros maldición (porque está escrito:
Maldito todo el que es colgado en un madero)” (Gálatas 3:13).
Amados míos, ¡jamás un pecado cometido puede ser demasiado grave para que Yahweh lo perdone! (Salmos 103:3)----a no ser que esa persona deliberadamente haya cometido el pecado de blasfemia contra el Ruaj Ja Kodesh. Este es el único pecado que no permite arrepentimiento.
El apóstol Pablo se consideraba a sí mismo como el primero de todos los pecadores, y sin embargo Yahweh lo utilizó poderosamente después de su conversión (1 Timoteo 1:15). A todo lo largo del libro de los Salmos, el rey Dawid alabó la misericordia de Yahweh; él
ciertamente comprendía la grandeza de la misericordia divina (Salmos 119:64).
Semejantes ejemplos nos llenan de esperanza a todos, no importa cuáles sean nuestros antecedentes ni los errores que hayamos cometido. Después del verdadero arrepentimiento y la inmersión, Yahweh promete perdonarnos completamente.
Las enseñanzas de la sicología moderna pueden producir cierta sensación de bienestar en nosotros, pero ninguno de estos esfuerzos humanos puede perdonar el pecado y eliminar la pena espiritual que lo acompaña, queridos míos. Solamente el sacrificio de Mashiaj puede borrar nuestros pecados y limpiarnos completa y permanentemente cuando nos arrepentimos.
Para realmente sentirnos en shalom con Yahweh, tenemos que enterrar el pasado. La Torah enseña que el pecado crea separación entre el hombre que lo cometió, y Yahweh. Así como Yahweh olvida los pecados de los cuales nos hemos arrepentido, nosotros también debemos olvidarlos. Una vez que nuestros pecados han quedado enterrados en la tumba representada por la inmersión, no debemos volver atrás para desenterrarlos.
Algunos "llamados de Yahweh" tienen el concepto equivocado de que arrepentirse significa permanecer interminablemente angustiado por sus pecados, sean del pasado distante o inmediato. Pero Yahweh no quiere penitencia eterna; ni quiere que sigamos sacando a relucir nuestros antiguos pecados aferrándonos a ellos. El espera que confiemos en El y en su deseo y promesa de perdonarnos y de olvidar nuestros pecados completamente cuando nos hayamos arrepentido y pedido perdón a El.
Por supuesto, debemos aprender de nuestros errores, pero una vez aprendida la lección, debemos dejar nuestros pecados enterrados en el pasado, para que “andemos en vida nueva” plenamente (Romanos 6:4). El hombre o la mujer que hace esto, a los ojos de Yahweh se convierte en una nueva persona, alguien que ha sido completamente perdonado como si jamás en su vida hubiera pecado. Yahweh perdona "setenta veces siete," queridos míos, pero el constante pecar ciertamente nos debilita, y nos podría exponer a creer que nunca podremos vencer. Yahweh no desea que nos veamos imposibilitados de poder vencer al pecado que nos asedia. Confesar nuestros pecados unos a otros nos ayuda a recibir el consuelo, el apoyo y la esperanza adicional necesarios para fortalecernos.
Es importante verse a sí mismo de la manera en que Yahweh nos ve como Hijos Suyos, y mirar siempre hacia adelante. Pablo expresó este concepto en Filipenses 3:13-14 cuando escribió: “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Yahweh en Yahushua Ja Mashiaj.”
Después de comprender que es posible obtener el perdón mediante el perfecto sacrificio de Yahushua Ja Mashiaj, debemos saber cómo mantener el rumbo. En un subsiguiente mensaje veremos cómo podemos permanecer en el camino angosto que nos llevará a la vida eterna.
¡Shalom ubrajot a todos, amados amigos, hermanos y "llamados de Yahweh" en general!
Se despide amorosamente de ustedes, Rafael
“Pedro les dijo: Arrepentíos, y sumérjanse cada uno de
vosotros en el nombre de Yahushua Ja Mashiaj para perdón de los
pecados . . .” (Hechos 2:38).
Amados míos, ¿cómo podemos ser perdonados, y qué relación tienen Yahushua Ja Mashiaj y el bautismo por inmersión con este tema?
La Escritura dice que Yahweh perdona nuestros pecados (transgresiones o errores). Nuestros pecados y sentimientos de culpa desaparecen completamente mediante la fe en el sacrificio de Yahushua El Cordero. Entonces quedamos completamente limpios delante de Yahweh (Hechos 22:16). Cabe añadir, que aunque no lo estemos delante de los hombres.
Yahweh es perfecto y puede borrar perfectamente todos nuestros pecados. Y es consolador saber que no sólo nos perdona nuestros pecados, sino que los olvida totalmente:
“Seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades” (Hebreos 8:12).
¿Acaso con esto que hemos leído hasta ahora se refiere Yahweh a perdonar y olvidar nuestros pecados anteriores solamente, insinuando que no perdonará nuestros pecados cometidos posteriormente? Esto es justamente lo que alegan algunos maestros confundidos, o quienes parecen haber caído víctimas de un grave problema de auto-rectitud e inmisericordia.
Estas personas afirman que los "llamados" que pequen tan sólo una vez tras haber recibido el Ruaj Ja Kodesh, no tienen derecho alguno al arrepentimiento ni al perdón, sino que tienen su destrucción en el lago de fuego y azufre garantizada automáticamente. Para apoyarse en su postura citan del Libro de Bereshit, donde se nos habla que Adám fue expulsado del paraíso por haber cometido ¨tan solo una transgresión.¨
¿Que tan certera es esa extraña doctrina? ¿Aplica lo sucedido a Adám, al resto de los ¨llamados del Israel de Yahweh¨ hoy, queridos míos? ¿Será Verdad que "el alma que peque morirá" sin antes haber tenido derecho al arrepentimiento?
¿O acaso todo esto se tratará de otro notorio y vergonzoso caso mas de alguien haber "hecho doctrina" con tan sólo un versículo de la Torah? De una cosa si podemos estar seguros, y es que la sana doctrina generalmente no se desprende de un sólo versículo, pasaje o libro, a exclusión de otros lugares en la Escrituras. La Verdad nos es dada, "un poquito aquí, otro poquito allá."
Entonces, amados míos, tengamos cuidado de lo que creemos y escuchamos por ahí de boca de cualquiera...recordando que todos los humanos estamos propensos a equivocarnos alguna vez. Ja Satán ciertamente "anda como león rugiente buscando a quien devorar," pero generalmente ataca preferentemente a los líderes y maestros para arrastrar con ellos a los rebaños completos de las ovejas de Yahushua.
El error de estas personas es evidente, queridos míos, aunque jamás estén dispuestos a admitirlo. Las personas que citan el ejemplo del pecado de Adám no están tomando en cuenta el resto de la Escritura revelada. Este es el primer paso para cometer el pecado de hacer doctrina con un sólo versículo, ¡sacándolo del contexto histórico o cronológico de la Escritura! Para ellos, Yahweh no tiene "un Plan Maestro" para revelarnos, sino "un Versículo Aislado."
Amados míos, antes de proseguir con el ejemplo del Rey David, quien sabemos con toda certeza que pecó, violando los diez mandamientos tras haber sido UNGUIDO por un profeta de Yahweh, derrumbemos de inmediato la anterior falsa doctrina con tan sólo mencionar que para cuando Adám pecó en el jardín del Edén y fue condenado por su pecado, ¡Yahushua Ja Mashiaj aún no había sido ofrecido como sacrificio perpetuo por los pecados de la humanidad que el propio Adám había causado!
En otras palabras, queridos míos, cuando ocurrió el evento de la caída del hombre descrita en Bereshit, Adám ni ningún otro ser humano estaba cubierto por la preciosa sangre del Mashiaj Yahushua, ¡tal y como lo estamos nosotros desde que El vino y murió por nosotros! Si Adám ya lo huniera estado, ¡entonces por demás vino Yahushua a redimirnos mas tarde!
A los que hayan sido afectados por esa falsa doctrina, apártense inmediatamente de esas personas que les están sirviendo de tropiezo, y que están actuando como agentes ingenuos del maligno Ja Satán, y oremos por ellos para que Yahweh les conceda el arrepentimiento que parecen desconocer. Su pecado ciertamente tiene perdón, ¡pero tal vez lo que todavía no consiguen comprender es que se tienen que arrepentir!
El siervo Dawid se admiraba de la magnitud de la misericordia y el perdón de Yahweh. Él escribió: “Como la altura de los cielos sobre la tierra, engrandeció Su misericordia sobre los que le temen. Cuan lejos está el oriente del occidente, así hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones." (Salmos 103:11-12).
¿De que "rebeliones" estaba hablando Dawid aquí, amados míos? ¿Se trata de rebeliones a nivel personal, o colectivo?
El Reino de Israel todavía no había caído en idolatría nacional, y mucho menos la Casa de Judah, que tampoco había pecado a nivel colectivo. Nada de eso había sucedido todavía, de manera que Dawid tendría que estar refiriéndose a rebeliones personales.
De manera que el pecado, tanto a nivel personal como colectivo, tiene perdón----si a los efectos nos ARREPENTIMOS. ¡Esta es la "SANA DOCTRINA" dada en la Palabra de Yahweh cuando sabiamente la consideramos en toda su totalidad!
Por medio del profeta Isaías, Yahweh nos habla del perdón que recibimos después de que nos arrepentimos y nos volvemos nuevamente hacia El: “Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien . . . si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos” (Isaías 1:16-18).
El apóstol Pablo dijo claramente que los injustos (in-rectos) no heredarán el Reino de Yahweh (1 Corintios 6:9). Después explicó cómo somos lavados y justificados: “Esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Amo Yahushua, y por el Espíritu de nuestro Elojim” (v. 11). Yahushua Ja Mashiaj santifica la Kejilah, “habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra” (Efesios 5:26).
Este lavamiento de la suciedad acumulada de nuestros pecados es simbolizado por el bautismo mediante inmersión completa. Antes de que Pablo fuera inmerso, Ananías le dijo: “Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y sumérjete, y lava tus pecados, invocando Su nombre” (Hechos 22:16). Al sumergir nuestro cuerpo completamente debajo del agua, simbolizamos nuestro lavamiento total.
Desde luego, el agua es sólo un símbolo. En realidad, el lavamiento y la reconciliación con Yahweh se logran mediante la sangre de Yahushua Ja Mashiaj, nuestro Salvador (Romanos 5:8-10; Hechos 20:28). Sin su sacrificio, nuestros pecados no pueden ser lavados.
Así la culpabilidad queda atrás. Misericordiosamente, Nuestro Padre Yahweh no tiene un expediente donde anote las buenas obras en una lista y las malas en otra, de donde nunca son borradas. Todos nuestros pecados son borrados si los confesamos, nos arrepentimos de ellos y pedimos perdón a Yahweh: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).
Jamás podremos recompensar suficiente a Yahweh por el precioso e inmerecido don del perdón de nuestros pecados y por el lavamiento de nuestra culpabilidad, ni con todas las buenas obras del mundo, ni mediante ningún esfuerzo humano de nuestra parte. Somos definitivamente llamados a buenas obras, mas no para ofrecerlas como paga por Su Favor. Andemos en buenas obras, estando plenamente concientes de que ¡nada que hagamos puede pagar el inmenso sacrificio de Yahushua!
Es normal que nos sintamos culpables cuando pecamos, y con frecuencia el dolor producido por las consecuencias de nuestros errores permanece. Pero la culpabilidad no debe permanecer como una carga abrumadora que nos deprima y nos debilite. Yahweh no quiere eso.
Queridos míos, la culpabilidad que no conduce al genuino arrepentimiento, ni a creer en la obtención del perdón, puede dar lugar a sentimientos inútiles, y de inferioridad y de amargura. Tengan por seguro que esa es una actitud satánica que los sheydim o demonios quieren infiltrar en nuestras mentes debilitadas por el pecado. Recordemos que son ellos y no nosotros, los que no pueden jamás arrepentirse ni ser perdonados, y por ende cargan con su culpa eternamente.
Amados, no nos dejemos influír de ellos nunca. Todos esos sentimientos de culpa que evidentemente rehúsan lidiar con el perdón al que tenemos derecho absoluto bajo la cobertura de la preciosa sangre del Mashiaj, son sentimientos ilegítimos e impostores producidos por la amargura, los celos, la envidia, y el odio de los demonios hacia nosotros. Después de arrepentirnos, Yahweh promete perdonar nuestros pecados totalmente, y no hay razón genuina alguna para seguir sintiéndonos culpables en lo posterior, a no ser que volvamos a pecar.
Y aun así, debemos arrepentirnos inmediatamente otra vez, pedirle perdón a Yahweh, y dejar atrás el sentimiento de culpabilidad. En su infinita misericordia, Yahweh nos aplica el sacrificio de Su Hijo Yahushua para cubrir nuestro pecado y quitar nuestra culpabilidad (1 Juan 1:9).
Debemos de creer eso, porque esa es parte de la fe que Yahushua nos vino a enseñar. Esta es la sana doctrina, queridos míos, y no la que Ja Satán y sus demonios a veces nos quieren hacer creer. Confiando en el perdón de Yahweh, “acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura” (Hebreos 10:22). Tras arrepentirnos, conviene darnos un buen baño con agua limpia, para sentirnos nuevamente puros. Recordemos que las cosas físicas suelen ayudarnos a entender las espirituales. La conciencia limpia es uno de los dones más maravillosos que Yahweh les puede dar a sus hijos.
El rey David era un hombre "conforme al corazón de Yahweh" (Hechos 13:22); no era perfecto, pero sí se esforzaba por evitar que el pecado lo separara de Yahweh. En Salmos 139:23-24 David oró: “Examíname, oh Elojim, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno.”
También oró de esta manera: “Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis maldades. Crea en mí, oh Yahweh, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí” (Salmos 51:9-10).
¿Cómo se perdona el pecado, queridos míos?
El pecado es la transgresión de la sagrada y kodesh ley de Yahweh (1 Juan 3:4), y la pena que todos merecemos por haber pecado es la muerte (Romanos 6:23). Esta relación de causa y efecto es segura y funciona automáticamente. La pena de muerte tiene que ser pagada. O sea, uno no puede lanzarse de un edificio de 10 pisos y desafiar o burlar la
ley de la gravedad; tendrá que pagar forzosamente el precio de su acción.
Asimismo, cuando quebrantamos la ley espiritual de Yahweh, alguien tiene que pagar la pena de muerte. El perdón no significa que se elimina la pena por nuestros pecados, sino que ésta es transferida a alguien capaz de aceptarla y de pagarla en nuestro lugar. La pregunta es: ¿Quién paga la pena?
Puesto que todos hemos pecado y estamos bajo la pena de muerte, Yahweh sabía que se iba a necesitar un Salvador que muriera por los pecados del mundo. Notemos las palabras del apóstol Pedro: “Sabiendo que fuisteis rescatados . . . no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Mashiaj, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros” (1 Pedro 1:18-20).
El apóstol Juan habló del gran amor que Yahweh tiene por nosotros y del sacrificio de Yahushua Ja Mashiaj que paga la pena por nuestros pecados, haciendo posible el perdón: “Él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo” (1 Juan 2:2), y: “En esto se mostró el amor de Yahweh para con nosotros, en que Yahweh envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por El. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Yahweh, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados” (1 Juan 4:9-10).
Yahushua Ja Mashiaj se convirtió en el sacrificio perfecto para los pecados de la humanidad, pues nos dejó un ejemplo perfecto, y como el Hijo mismo de Yahweh, vivió en la carne sin cometer pecado alguno (Hebreos 4:15).
Yahushua Ja Mashiaj ejemplifica el inmenso amor y el sacrificio perfectos de parte de Yahweh hacia nosotros. La asombrosa verdad es que “de tal manera amó Yahweh al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en El cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
Más increíble aún es el hecho de que Yahweh nos amó siendo todavía pecadores. Como ya vimos antes: “Yahweh muestra Su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Yahushua el Mashiaj murió por nosotros” (Romanos 5:8). Amados, Yahweh ofreció a Su Hijo por nuestros pecados sin antes requerirnos nuestro arrepentimiento. El no tenía por que hacer eso. Pero El desea que todos veamos su inmenso amor hacia nosotros, y podamos ser salvos procediendo entonces al arrepentimiento.
Yahushua Ja Mashiaj tiene un profundo y ardiente deseo de ayudar a la humanidad para ésta que pueda compartir con El toda la eternidad en el futuro Reino de Yahweh (Mateo 23:37). El apóstol Pablo dijo que nosotros debemos de tener “puestos los ojos en Yahushua, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Yahweh” (Hebreos 12:2).
No fue nada gozoso para El sufrir de azotes y la crucifixión, una forma de ejecución horriblemente brutal y cruel. En Isaías 52:14 se profetizó que el parecer de Yahushua sería “desfigurado de los hombres . . . y su hermosura más que la de los hijos de los hombres.” En Salmos 22:1-20 se describen algunos de los pensamientos y sentimientos de angustia y dolor que Yahushua tuvo durante su traición y muerte. Pero tuvo la capacidad espiritual para mirar más allá de su propio sufrimiento hacia el gozo de vivir eternamente con otros que seguirían por aquel angosto camino.
Él aceptó voluntariamente la maldición —la pena de muerte— que por pecadores nos
correspondía a nosotros, “hecho por nosotros maldición (porque está escrito:
Maldito todo el que es colgado en un madero)” (Gálatas 3:13).
Amados míos, ¡jamás un pecado cometido puede ser demasiado grave para que Yahweh lo perdone! (Salmos 103:3)----a no ser que esa persona deliberadamente haya cometido el pecado de blasfemia contra el Ruaj Ja Kodesh. Este es el único pecado que no permite arrepentimiento.
El apóstol Pablo se consideraba a sí mismo como el primero de todos los pecadores, y sin embargo Yahweh lo utilizó poderosamente después de su conversión (1 Timoteo 1:15). A todo lo largo del libro de los Salmos, el rey Dawid alabó la misericordia de Yahweh; él
ciertamente comprendía la grandeza de la misericordia divina (Salmos 119:64).
Semejantes ejemplos nos llenan de esperanza a todos, no importa cuáles sean nuestros antecedentes ni los errores que hayamos cometido. Después del verdadero arrepentimiento y la inmersión, Yahweh promete perdonarnos completamente.
Las enseñanzas de la sicología moderna pueden producir cierta sensación de bienestar en nosotros, pero ninguno de estos esfuerzos humanos puede perdonar el pecado y eliminar la pena espiritual que lo acompaña, queridos míos. Solamente el sacrificio de Mashiaj puede borrar nuestros pecados y limpiarnos completa y permanentemente cuando nos arrepentimos.
Para realmente sentirnos en shalom con Yahweh, tenemos que enterrar el pasado. La Torah enseña que el pecado crea separación entre el hombre que lo cometió, y Yahweh. Así como Yahweh olvida los pecados de los cuales nos hemos arrepentido, nosotros también debemos olvidarlos. Una vez que nuestros pecados han quedado enterrados en la tumba representada por la inmersión, no debemos volver atrás para desenterrarlos.
Algunos "llamados de Yahweh" tienen el concepto equivocado de que arrepentirse significa permanecer interminablemente angustiado por sus pecados, sean del pasado distante o inmediato. Pero Yahweh no quiere penitencia eterna; ni quiere que sigamos sacando a relucir nuestros antiguos pecados aferrándonos a ellos. El espera que confiemos en El y en su deseo y promesa de perdonarnos y de olvidar nuestros pecados completamente cuando nos hayamos arrepentido y pedido perdón a El.
Por supuesto, debemos aprender de nuestros errores, pero una vez aprendida la lección, debemos dejar nuestros pecados enterrados en el pasado, para que “andemos en vida nueva” plenamente (Romanos 6:4). El hombre o la mujer que hace esto, a los ojos de Yahweh se convierte en una nueva persona, alguien que ha sido completamente perdonado como si jamás en su vida hubiera pecado. Yahweh perdona "setenta veces siete," queridos míos, pero el constante pecar ciertamente nos debilita, y nos podría exponer a creer que nunca podremos vencer. Yahweh no desea que nos veamos imposibilitados de poder vencer al pecado que nos asedia. Confesar nuestros pecados unos a otros nos ayuda a recibir el consuelo, el apoyo y la esperanza adicional necesarios para fortalecernos.
Es importante verse a sí mismo de la manera en que Yahweh nos ve como Hijos Suyos, y mirar siempre hacia adelante. Pablo expresó este concepto en Filipenses 3:13-14 cuando escribió: “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Yahweh en Yahushua Ja Mashiaj.”
Después de comprender que es posible obtener el perdón mediante el perfecto sacrificio de Yahushua Ja Mashiaj, debemos saber cómo mantener el rumbo. En un subsiguiente mensaje veremos cómo podemos permanecer en el camino angosto que nos llevará a la vida eterna.
¡Shalom ubrajot a todos, amados amigos, hermanos y "llamados de Yahweh" en general!
Se despide amorosamente de ustedes, Rafael